martes, 8 de diciembre de 2015

Capítulo XX. La amistad es altamente estimada por Epicuro, porque se basa en la utilidad



"Queda un tópico que es relevante con preeminencia a esta discusión, me refiero al asunto de la Amistad. La escuela a la que usted pertenece sostiene que si el placer es el Bien Principal, la amistad dejará de existir. Ahora, el pronunciamiento de Epicuro sobre la amistad es que de todos los medios discurridos por la sabiduría para alcanzar la felicidad, ninguno es más grande, ninguno más fructífero, ninguno más delicioso que la amistad. Él tampoco comentó esta doctrina a través de su elocuencia, sino, por el contrario, a través del ejemplo proveniente de su vida y su conducta. Qué tan gran cosa es la amistad ha sido mostrado por las historias místicas de la antigüedad. Revise las leyendas de tiempos remotos, y aún cuando ellas son abundantes y variadas, usted escasamente encontrará en ellas tres pares de amigos, empezando con Teseo y terminando con Orestes. Sin embargo Epicuro en casa sencilla y pequeña mantuvo una gran compañía de amigos, unidos por una estrecha simpatía y por el afecto; y esto continúa así hoy en la escuela epicúrea. Pero para regresar a nuestro tema, porque no hay necesidad de ejemplos personales, noto que el tópico de la amistad ha sido tratado por los epicúreos de tres maneras. -- [1] Algunos han negado que los placeres que afectan a nuestros amigos son deseados por nosotros en el mismo grado en que nosotros deseamos nuestros propios placeres. Algunos críticos han considerado que esta doctrina socava las bases mismas de la amistad; sin embargo, quienes la apoyan defienden su posición y en mi opinión no hay dificultad para apoyar sus razones. Ellos argumentan que la amistad no puede ser separada del placer como no lo pueden las virtudes, las que ya hemos discutido. Una vida solitaria, sin amigos, debe de estar acosada por peligros secretos y alarmas. Por ello es que la misma razón aconseja la adquisición de amigos; su posesión provee confianza y una esperanza firmemente arraigada de obtener placer. Tal como el odio, los celos y el desprecio son impedimentos para el placer, así la amistad es el más confiable preservador del placer, también creador de éste, tanto para nuestros amigos como para nosotros mismos. Nos brinda disfrute en el presente y nos inspira con esperanza para el futuro cercano y el lejano. De forma que no es posible asegurar la gratificación ininterrumpida en la vida sin la amistad, ni aún preservar la amistad misma a menos que amemos a nuestros amigos como a nosotros mismos. De aquí que esta carencia de egoísmo sí ocurre en la amistad, en tanto también la amistad está estrechamente conectada con el placer. Toda vez que nos regocijamos con la alegría de nuestros amigos tanto como con las nuestras, y nos afectamos igualmente por sus sufrimientos. Por lo tanto el Hombre Sabio sentirá exactamente igual hacia sus amigos como lo hace respecto de sí mismo, y se empeñará tanto por el placer de su amigo como lo haría por el propio. Todo lo que se ha dicho sobre la conexión esencial de las virtudes con el placer debe repetirse respecto de la Amistad. Epicuro dijo bien, transmito casi exactas sus palabras: `El mismo credo que nos da valor para vencer todos los temores por males permanentes o de larga duración, ha detectado que la amistad es nuestra más poderosa salvaguardia en el período de vida presente'. -- [2] Otros epicúreos, de manera alguna carentes de esta percepción, son un poco menos valientes para defender la crítica oprobiosa hacia la Academia. Ellos temen que si nosotros sostenemos que la amistad es deseable sólo por el placer que ésta nos provee a nosotros, se pensará que se le ha estropeado por completo. Por lo tanto, ellos dicen que los primeros contactos y proposiciones, y la inclinación original hacia formar un apego, son promovidos por el deseo del placer, pero que cuando el progreso del trato ha conducido a la intimidad, la relación florece en un afecto suficientemente fuerte para hacernos amar a nuestros amigos por ellos mismos, aunque ninguna ventaja práctica se obtenga de sus amistades. ¿Qué no es la familiaridad la que nos hace querer lugares, templos, ciudades, la gimnasia y los juegos, los caballos y los sabuesos, los espectáculos de gladiadores y las peleas con bestias salvajes? Luego, ¡qué tan natural y razonable que esto pudiera ser capaz de suceder en el trato con nuestros camaradas! -- [3] La tercera visión es que los hombres sabios han hecho una especie de pacto para amar a sus amigos tanto como a ellos mismos. Podemos entender la posibilidad de ello, y a menudo vemos que ocurre. Es claro que no hay medios más efectivos para que la felicidad pueda encontrarse que en una alianza tal.


"Todas estas consideraciones intentan probar que la teoría de la amistad no es un estorbo en la identificación del Bien Principal con el placer, y que sin ella no puede encontrarse ningún otro fundamento para la amistad.









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