martes, 8 de diciembre de 2015

Capítulo XV. la Valentía,...



"La misma referencia puede hacerse con respecto al bien de la Valentía. La realización de trabajos y el padecimiento de dolores no son atractivos por sí mismos, ni lo son el aguante, la laboriosidad, la vigilia, ni aún la más alabada de las virtudes, la perseverancia, ni siquiera la valentía; pero apuntamos a estas virtudes a fin de vivir sin ansiedad y temor, y hasta donde sea posible libres de dolor tanto en la mente como en el cuerpo. El temor a la muerte hace estragos con la calma y el curso apacible de la vida, y el doblar la cabeza ante el dolor y sostenerla abyecta y débilmente es una cosa muy lastimera; tal debilidad ha ocasionado que muchos hombres traicionen a sus padres, otros a amigos, algunos a su país, y muchos se arruinen completamente. Por otro lado, un espíritu fuerte y excelso está enteramente libre de ansiedades y sufrimientos; éste hace poco caso del dolor, los menores tienen frecuentes intervalos de tregua, aquellos otros de intensidad media los podemos tener bajo control: los podemos aguantar si son soportables, o, de lo contrario, podemos serenamente abandonar el teatro de la vida cuando la obra ha dejado de agradarnos. Estas consideraciones prueban que por sí mismas la timidez y la cobardía no son reprochables, ni la valentía y la resistencia encomiables; las primeras son rechazadas por engendrar dolor, las segundas apetecidas por causar placer".








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